En cinco meses, Floyd es una bola de pelos rodante y sonora,
duerme horas, se levanta, se lanza a la joda y vuelve a dormir.
Me ha enseñado tanto. Parece que está decidido a nunca
ser un perro adulto, en ir de un lado para otro, desenfrenadamente,
bien dicen que los perros se parecen a sus dueños.
Volver a las "aulas" por estos tiempos significa avateres
de diferentes personalizaciones.
Definitivamente muchas cosas
no volverán a ser como antes.
Volver a leer, así fuese en digital, fue terapéutico.
El primer día del año caminé más de una hora
en una carretera, Violeta dejó de instir con las llamadas.
Ya estaba en casa. Poco iba a durar
la salvación de mi dignidad.