Un día de aquellos mirábamos entre la gente
nos llegaron a presentar con mucha seriedad
yo declamaba algunos versos y tu oías delicadamente
mientras un tango acompañaba entre la ebriedad.

Me acerqué a tu mesa y susurré algunas canciones
tomé tu mano y bajamos hacia donde truenan las olas
la brisa era sublime e invadía los corazones
nos abrazamos para olvidarnos de noche tan frívola.

Trazamos un camino hacia nuestro lecho de calidez
tiramos el respeto y la cordura junto con la ropa
el sonido de tus labios irrumpió entre la mudez
y nuestros cuerpos decidieron viajar viento en popa.

Luego de aquella noche desapareciste entre la gris
no he podido hallarte y mi búsqueda ha sido un siniestro
has dejado mi alma encarcelada jodidamente en tu matiz
y he vuelto a aquel bar con la esperanza de volver a ver tu rostro.

Ya no busco mi destino entre tus infiernos ardorosos
mi indagación sobre tu paradero tiene otro designio
te busco para implorar tu cariño maldito arrodillado en tus regazos
solo para escribir en la palma de tu mano: esta noche, duerme conmigo.