Uno puede tener mil cosas, uno puede querer mil cosas, uno puede no desear tener mil cosas, uno no puede tener mil cosas.
Marty Vargas

Esto lo acabo de escribir en el bus, mientras iba al trabajo, porque le he prometido a mi psiquiatra escribir algo el día lunes. Es miércoles y recién redacto algo. No sé qué rayos voy a poner líneas más abajo, pero en mi defensa puedo decir que soy malo con la puntualidad.

Hoy he vuelto a tomar café. Ha sido encantador sentir ese olor natural en mi nariz. Respiré, apreté el envase con mis manos, sentí la calentura y bebí. Seguramente en la noche estaré quejándome por la acidez que me producirá la cafeína (sufro de gastritis), pero da igual. He vuelto a beber una de esas sustancias maravillosas que da la tierra y me he sentido activo, ligero, satisfecho.

Tengo las manos heladas. Hay días todavía gélidos y con neblina por esta parte de la ciudad. Llego a mi paradero final y a los lejos se percibe un denso manto gris que se pasea por los edificios. Perros moviendo la cola por las áreas verdes, mujeres y hombres corriendo y otros en bicicletas completan el paisaje.

Es temprano para llegar a la oficina. Me siento en un parque cercano mientras bebo mi café. Me quedo mirando el cielo unos minutos. Pienso en los últimos meses de este año y viene a mí la imagen de Alejandra, de su hogar, de su habitación. Quisiera que compartiera este banco conmigo. Aprieto mis manos, una sensación extraña recorre mi quijada. Y otra vez la nariz colorada. Una chica en bicicleta pasa frente a mí, bajo la cabeza y acomodo mis audífonos.

- ¿Un resumen Elise? ¿Un resumen de mi año? ¿Pero qué parte de que se jodió todo no se entendió?
- Escribe lo que piensas, lo que sientes, lo que se te venga a la cabeza, el día que empieces a decir lo que sientes y lo que piensas, y dejes de esconderte en mentiras, ese día te curarás.

¿Es posible que un año pueda resumirse en una o en dos personas? ¿Qué puedo decir? ¿Qué no puedo decir? ¿Es acaso que tantos sentimientos y emociones se puedan compilar en un texto? ¿Por qué tantas preguntas? ¿En qué momento empecé a desconfiar y di paso a mis psicosis? ¿Y si hubiera confiado tan sólo un poquito más? ¿En qué momento me quedé callado y lo compliqué todo? ¿Cuándo una mala decisión se convirtió en una cadena de mentiras? ¿Por qué mentí? ¿Por qué no tuve el valor de decirle que mis miedos me atormentaban? ¿Por qué? ¿Por qué deje que esa inseguridad me fulminara? ¿Por qué es tan complicado girar esta hoja? ¿Por qué demora tanto el maldito bus? ¿Por qué? Putamadre.

Y llegas a imaginar que si la máquina del tiempo de Herbert George Wells existiera serías capaz de dar todos tus órganos por subirte en ella y volver meses atrás. No, no existe. Es una maldita ficción. Tienes que afrontar tu hoy, con lo que te queda, con lo que tengas. Tienes que buscar las respuestas. Localizar muy bien el punto y aparte, y continuar el texto. No hay excusas. Evita esas frases: “No estés así, la vida es bella.”, “No vale la pena.”, “Sonríe, es lo mejor que puedes hacer.”, etc. Da las gracias cuando las oigas, pero evítalas, en algún momento tendrán un sentido redundante. Al menos para tipos como yo, le son vanas y típicas.

Tipos que regresan fatigados a sus casas. Que no quieren cenar y que solamente quieren sentarse en un banco a oír música. Tipos que quieren escribir e intentar responder preguntas, que se abrigan porque sienten frío en las noches y que extrañan que la lluvia les moje los zapatos. Problemas, terapias, ella, culpas, sentimientos encontrados, maldiciones, rencores, puños apretados. Tipos que tienen frías las orejas, que esperan señales y algunas canciones, que aguardan a que las fotografías puedan revelarse.

Tipos que terminan un año escribiendo lejos del ruido de los autos, de la ciudad y de las personas. Un año jodido, de caer en el lodo, de hundirse, de cien vasos de bourbon, de pañuelos colgando en la terraza, de venas marcándose en la piel, de extravíos voluntarios, de narices coloradas los 8 días de la semana. Un año para dejar atrás, para apuntar lo aprendido y continuar. Para continuar.