Lince. 1:46 p.m.

Soy la tormenta acercándose a ti,
la voz que no te deja dormir,
tu película de terror favorita,
acontecimiento para olvidar,
vicio diario, bolero de bar.

Soy tu sed
y el agua que la calma,
virus en tu sangre,
droga para tu cerebro,
perro que no aprendió a ladrar.

Tu deseo ilícito,
la brujería que salió mal,
el chaleco antibalas,
velorio y sepelio,
lluvia de sal.

Me acerco a tu garganta
con todas mis maldiciones
armado de versos desquiciados,
porque si invocas al diablo
puede que te despierte por las noches.

Ha salido un poco de sol. Son las 4:58 p.m.
esto lo escribo en directo. mientras viajo hacia casa. he decidido escribirte sin preocuparme en lo que dirás después. solo escribirte. como siempre. 
hoy es tu cumpleaños. había planeado hace un año lo que haría hoy, y hoy, ya no estás. solo tengo esto al final de toda la historia. una libreta, mi ron de toda la vida y los cigarrillos que siempre odiaste. da igual. aprendí a sobrevivir, pero sobretodo, aprendí a salvarme solo.
tengo una canción sonando en la cabeza. una canción que me recuerda a ti. me recuerda cada cajetilla. cada caminata. cada canción. cada beso. cada mirada tuya. ¿dónde se apaga? ¿dónde me desconecto? aún sigo teniendo tantas preguntas. espero algún día responderlas todas.
te he escrito tanto que hoy solo quiero desearte muchos años más. que espero puedas encontrar esa paz que tanto buscas. yo tampoco la encuentro aún. las madrugadas siguen siendo una pesadilla. ojalá habite aún por tu cuarto aquella chica de cabello alocado y mirada rebelde que conocí. gracias por todo lo que diste para que hoy este tipo pueda viajar por la ruta correcta.
no hay rencores.
te amo, siempre.