De los poemas
que declamabas
con aires de Gabriela Mistral
solo han quedado una mancha,
como las marcas de tiza en una pizarra
que acaba de ser limpiada.

Poco a poco
nuevos trazos van
tomando formas,
nadie los dibuja,
es mi mano
y un nuevo arte.

Eras el poema
más triste que había escrito
hasta que te borré.