Lunes. 10:13 p.m. El bus abarrotado de personas. Viene a mi un recuerdo, y otro. El tiempo corre cuando abro la libreta y me pongo a hacer garabatos. Cuando intento escribir algo.
recuerdo ese verano sentado en tu sillón rojo, riendo, mirándote comer canchita, sonrojándome cuando me pellizcabas la cara, limpiando la sal en tus mejillas. recuerdo la medianoche, tus pies empinándose, tú buscando el control, tú y tus series raras, yo intentando quitarte la soberanía. tú y yo apagando el televisor, tú y yo juntando nuestras narices, raras también. yo despidiéndome, haciéndote adiós tímidamente. tu sonrisa escondiéndose tras la puerta, tras el ascensor. yo llegando a mi casa, callado, pensando en mudarme al departamento vacío frente al tuyo.
recuerdo el ruido que hacía la puerta de tu casa cuando la abrías, la sonrisa más bella recibiéndome, yo afuera, comiendo alfajores, callado, sonriendo también. tu mano tomando la mía, llevándome a tu habitación. tus vinchas, tu ropa en el suelo, tus zapatos, tus vestidos. tus papeles, tu desorden. tus frases, tus consejos, tus palabras, tus gestos. esos hoyitos en tus mejillas, la forma en que ponías el cabello detrás de tus orejas, tu cerquillo, tus pecas, tu espalda, tus bordes, tu aroma. tu voz, siempre tu voz. 
los martes, los viernes, los sábados, los domingos. ¿quieres pollo a la brasa? daniel y tú dejándome solo en la mesa. las películas, las maratones, la laptop caliente. media hora, una hora, dos horas, el sonido de otra llamada. ¿ya vas a casa? otra vez el adiós, otra vez tu sonrisa, el beso en la frente. tu ternura.
la conversación en el parque, en la cafetería, al pie del misti, mientras manejábamos bici. el río, el cielo, las tres ventanas. tu mirada fija, mi mirada perdida. mis lentes en el piso. tu mano guiando la mía. tu cuerpo, tu rostro, yo amando, besando, la repetición, la mañana, el sol en tus labios, la felicidad. nuestra felicidad. 
octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril. las salidas, el viento, las noches, las fotografías, los fines de semana, la risa, los perros y los nombres que les ponías, las avenidas, los almuerzos, la cama, la alfombra, mis poemas, mi escritos, tu cariño, tus mimos. 
mayo, junio, julio, agosto, setiembre. mis miedos, mi psicosis, mi desconfianza, mis nervios. las mentiras, tus dudas, el colapso. recuerdo el invierno más largo de mi vida. yo yéndome de tu casa, tú en el centro de la sala. tu silueta alejándose, tu voz transformándose. gritándome “loco”. yo parado en la mitad de la calle. las lágrimas, la punzada en el pecho, la asfixia, la sal, la bronca, el puño apretado. la sensación gélida de pérdida.
octubre, diciembre. la nada, las terapias, las píldoras, las borracheras y las resacas. los sábados de auto ayuda. otra vez las terapias. el cuerpo que pesa. el alma que se arrastra. tu silencio, tu silencio, tu silencio. el tiempo. el tiempo, el tiempo. el filo de la cama, las chatas de ron. el suspiro largo. la tos, la fiebre, el malestar, la ira. el auto análisis, las preguntas, las respuestas, las caminatas, la búsqueda, los boleros, el verano, el rencor. la carta que no llegó. no llegó.
aún recuerdo la sonrisa más bella y a la chica más bonita de huancayo un verano. me recuerdo impaciente apurando al chófer del bus que me llevaría hacia ella. me recuerdo saludando al conserje de su edificio como si fuera un viejo amigo, subiendo por el ascensor con una sonrisa, con el corazón girando, silbando como un jilguero. 8, 9, 10, 11. 1101.
y a pesar de los meses y las personas con sus frases positivistas, no sé por qué hasta hoy no he podido dejar de escribir de todo eso. no entiendo por qué si todo es transitorio y se olvida, y en estos meses se me han olvidado tantas cosas. aún no se me olvida que una vez estuve en una casa bonita, que olía a bonsái y a rosas, que estuve enamorado y fui muy feliz.