Tarde-noche de un jueves de noviembre. Lima siempre tan sensual y cordial nos abre sus brazos y arrincona despacio en algún bar de su centro, en donde suenan boleros hermosísimos y se oye de vez en cuando: “tres mas para esta mesa mozo”. Allí estamos, Ricardo y yo, bebiendo otra vez como en las viejas épocas y actualizando mutuamente información respecto a nuestros últimos meses del 2012. Evocando y remarcando lo catastrófico y sublime de este año. Nos vamos por lo literario, musical y personal, nos sorprendemos con algunas respuestas que compartimos ya que el tiempo que no nos hemos congregado ha sido amplio y hemos conocido poco uno del otro. Pero lo amable del tiempo es que te da oportunidades, y esa tarde es una buena oportunidad para platicar, beber y recordar. Lima anochece y nosotros con ella.

- Si te digo ‘escritor del año’, ¿a quién mencionarías? – le pregunto.
- No comprendo – responde Ricardo.
- Es decir, un escritor que menciones y lo familiarices con el 2012, por todo lo vivido o sentido
- Interesante dinámica caray
- Entonces, dime tu escritor del año
- Tengo varios, aunque este 2012 leí bastante a Echenique, quizá el
- No me gusta Echenique, es un trafa, un marica
- Es muy tierno, todo el tiempo es tierno, solo que le falta un poco de dureza en su pluma
- ¿Y el tuyo?
- También tengo a varios, pero me quedo con Girondo, por su poesía, porque me ha hecho llorar el desgraciado, he leído en voz alta sus poemas y he sentido una soledad exacta
- Pensé que ibas a mencionar a tu amor Benedetti
- El sería el segundo en la lista

Ricardo levanta el vaso entre las luces y con una entonación firme y voz raspada declama un extracto de “Te quiero” del uruguayo bigotón:

“si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero“

- Lo voy a memorizar y se lo diré a Angela –le digo a Ricardo.
- ¿Cuántos vas memorizándote para ella? –me pregunta.
- Varios, el problema es que cuando estoy con ella escribo poesía y la que tengo en la memoria se me nubla
- Ahora que mencionas a Angela, ¿ella sería la mujer de tu año?
- Indiscutiblemente, me ha rescatado de un muerte pausada y paralelamente me ha educado, me ha mejorado, ha hecho de mi un hombre paciente, eso me ha cautivado sin duda alguna
- Cada vez que la nombras te emocionas, tus ojos brillan, es una buena magia
- Angela es una suerte de "Mi bella genio" contemporánea
- (Risas) Pero sin duda tu no llegas a Anthony Nelson
- Creo que tu mujer del año la tengo entre mis pupilas –le digo emocionado.
- ¿Victoria? –me pregunta mientras hace un mohín raro.
- Si, ella misma
- Siempre será ella hermano, la de todos los años, hasta de mis años cuando muera

La rocola empieza a entonar ‘Algo contigo’ de Los Panchos y el corazón se nos estruja. Esa melodía única de un bolero te inicia una sed que debe finalizar con la canción. Nuestra sed no tiene solución y la canción parece eterna. Entonamos, un poco alcoholizados, la letra de la misma y colisionamos vasos. Es una buena noche junto a un mal cantante.

“¿Hace falta que te diga que me muero por
tener algo contigo? ¿Es que no te has dado
cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?

Ya no puedo acercarme a tu boca, sin deseártela
de una manera loca. Necesito controlar tu vida,
saber quién te besa y quién te abriga. “

- ¿Y tu canción del año? –me pregunta Richi, que cada vez tiene las pupilas más dilatadas.
- Complicada elección, quizá una de Soda, o de Fito –respondo tomándome la barbilla.
- No pues, elige una, la que oigas y esa represente tu 2012
- ¡La tengo! '139 Lexatins' de Fito carajo, esa canción me jodió las neuronas, los viajes a la universidad o a mi casa, me jodió el año y la vida, pero sin duda oírla tirado en el piso de mi azotea ha sido lo más placentero.
- Demasiadas vueltas, ¿no?
- Si, muchas, me cansé de dar vueltas Ricardo, tiré a un lado mi libreta y quise ser uno más en esta ciudad
- Así te lo dispongas no vas a poder, estás atado a tu lapicero
- Esa es la única manera de sobrevivir, escribiendo, por eso siempre vuelvo a mi escritorio
- ¿A seguir dando vueltas?
- Las vueltas se dan en todas partes, parado, sentado, viajando, hasta en un golpe el mundo puede dar vueltas
- En este momento siento que el bar da vueltas, pero tú no
- Ya estás ebrio hombre
- (Risas) ¡Qué año carajo, qué año!

Salimos del bar contentos, sentimos poco nuestros pasos pero no importa, la felicidad está presente. Recuerdo que él no ha mencionado su canción del año y entre tartamudeos le grito antes de que suba al taxi:

- ¡Richi!, ¿y tu canción?
- La de Sabina, la nuestra, la de los jueves cobardes, esa pues loco.

Ricardo se marcha, prendo un cigarrillo, meto las manos al saco, me arreglo la camisa y me pego a la autopista rumbo hacia el paradero. Susurro una canción imaginada, en una suerte de mezclar las composiciones de Fito y Sabina.

“Y otro jueves cobarde que pega vueltas, 
vueltas, vueltas para mí.”

Esta noche
voy a pegarme un tiro en la cabeza
voy a mirarte por última vez
y a evocar lo excelso
temblar un poco
y jalar el gatillo.

Antes de la denotación
cantaré una copla
y oirás
mi áspera armonía
de las guerras perdidas
y mis sienes se esparcirán por las paredes.

Te quedarás suspendida
y con sangre en los zapatos
preguntándote quién realmente
jaló el gatillo
tú o yo.

Da igual, de todos modos
hoy
esta noche
voy a pegarme un tiro en la cabeza.

No es una quimera tampoco es un espejismo, Angela está bailando a mi lado y yo aún sigo sin creer que viajé más de dos horas para pasar por su hogar. Ella tiene un ritmo único y yo dos pies izquierdos, ella danza, yo la describo, la veo llegar a mí, la tomo entre mis brazos. Es una noche incomparable, de vueltas al mundo y de hacer poesía.

- ¿Qué es poesía?
- Ella es la poesía, Angela es mi poesía.

La mejores cosas suscitan en un abrir y cerrar de ojos. Cerré los ojos, la besé, se hizo un silencio entre los dos, no voló ni una mosca, las cervezas se agotaron, el mundo cambió de galaxia y los semáforos no funcionaron más. Esboza una sonrisa mientras me besa, yo siento su alegría en la parábola de mi mejilla. Le beso el rostro ruborizado, ella ríe, le beso las manos y hasta los ojos, ella los abre aún más. Ojos profundos, ojos que me pasman los sentidos, que me costean el pasaje de ida y vuelta a Júpiter, ojos, sencillo, sus ojos.

La quiero en ese silencio nuestro. La gente camina, se alcoholiza, vociferan y burla entre ellos. Las paredes retumban de música extraña, sin embargo, para nosotros existe un silencio de cara a cara. Yo me hundo en su mirada, tiemblo, me voy quedando sin aliento, no importa, caigo antes sus pies de rodillas y mis lagrimas descienden sobre sus heridas, yo la quiero en ese preciso momento, quiero al amor sin medidas.

Angela sin imaginarlo me dicta el primer verso de un poema, el primera párrafo de un texto, la primera estrofa de una canción, ella no se imagina que mientras los ojos se cierran buscando lo eterno, ha creado una composición digna de leer en voz alta. La luna no vive, solo el cielo oscuro, solo Lima, ella y yo, no hay perros por las calles, ni mendigos, ni autos, ni un Palacio de Gobierno, olvido el nombre de las avenidas, de la dirección de mi hogar, no recuerdo que tengo finales la semana que viene y que estamos en diciembre; en mi mapa, solo está ella. Lo afirmo a carta cabal.

Todos se van, toman sus sacos y carteras, recogen sus cuerpos y espíritus. Angela toma mi mano y huimos. En el camino puede pasar todo, caerse un poste, abrirse la carretera y romperse las cañerías, pero nada puede usurpar lo que es, lo que le susurro al oído con reverencia divina mientras nos despedimos.

- Angela, eres la chica más bonita del mundo.