Hay que tener cuidado con la frase "todo puede pasar" porque puede que un día se cumpla. Y si eres medio despistado o haces todo al revés, peor aún, debes de tomar precauciones o estar alerta a sucesos inesperados.

Eliana y yo nos hicimos amigos hace poco, es productora y nos llevamos bastante bien desde el primer día que nos conocimos. Un viernes salí tarde de una reunión por su departamento y le escribí para huevear un rato y tomarnos unas chelas. Eliana recién se había mudado a una residencial en La Molina en donde todos los edificios y las puertas de las casas son iguales.

Llegué 10:00 p.m. a la residencial, Eliana esperaba en un parque a unas cuadras, habían perros jugando de un extremo a otro y pequeños jardines a los lados. Nos sentamos en una banca a tomarnos las latas y a hablar un montón hasta que Eli empezó a temblar de frío y sugirió que vayamos a su casa. Le dije que no había problema. No quería rollos con sus roomies así que mi entrada debía ser solapada.

"Tienes que entrar bien caleta".

Muy mala idea. Eliana y yo entramos por la puerta trasera. Me dice que subirá a ver que no haya nadie en la sala y enviará un mensaje. La espero al lado de una virgen con dos six pack en una bolsa. El plan es que deje abierta la puerta del edificio, entre, suba al quinto piso y me encuentre con ella. "¿Qué edificio es?", "D". Por alguna etílica razón, escribió (o leí) B.

El edificio B tenía la puerta abierta, lastimosamente. Subo al quinto piso pero no está ella. "¡Pavo, te dije D", "Ya voy", le respondo por WhatsApp. Voy bajando las escaleras rápidamente, temiendo extrañamente que un vecino cierre la puerta del D. Ando por el piso 2 cuando la bolsa con las latas explota, caen haciendo un ruido de concierto de rock, chocan con las puertas de un par de departamentos y ruedan por las escaleras. Una puerta se abre, luego otra, una luz se enciende en el edificio del frente, se oyen perros ladrar; es un show.

"¿Quién es usted?"

Sale un hombre muy gordo con una pijama de los Backyardigans. "¿Por qué quiere entrar a mi casa?". "No, mil disculpas, me he equivocado de edificio, vengo a ver a una amiga en el D". Una mujer se asoma a la puerta, imagino que es su esposa, bajita y gordita, con una pijama azul. Yo imaginaba que eran la Familia Peluche y me aguantaba la risa. "¿Cómo has entrado aquí ?¡Encima estás borracho y con cerveza! ¡Llama al seguridad al toque!".

Mientras recogía todas las latas que podía le explicaba nuevamente que me había equivocado de edificio y que mi amiga me esperaba en el D. Para la esposa no tenía chance mi historia, era un delincuente que había entrado a propiedad privada para adueñarme de lo ajeno y que para sinvergüenza robaba cheleando. Vino el de seguridad, luego otro vecino y una vecina más.

"Hay que llamar al serenazgo", dijo un vecino. Les dije que estaban exagerando, que me equivoqué de edificio, que solo había tomado dos latas pero no estaba ebrio, contento sí, pero nada más. Repetía que mi amiga me estaba esperando. "Vamos con tu amiga entonces pues, a ver si es verdad", dijo la esposa de la pijama azul. Eliana me esperaba en la puerta de su departamento, yo subía acompañado del seguridad, la esposa gordita y el esposo con pijama de los Backyardigans.

"Señorita, hemos venido a corroborar que el chico es su amigo, estaba en nuestro edificio". Eliana les explica lo sucedido, que realmente soy su amigo y no un ratero borrachín. Salen sus roomies asustadas por las voces en la puerta. Todos nos miramos. Llevo la cara debajo de mis zapatos. En ese momento quiero desaparecer, incluidas las latas que congelan mis brazos.

"Todo aclarado entonces señorita, disculpe pero teníamos que verificar". Se van, Eliana y yo entramos al departamento, me presenta a sus roomies y les dice que estaremos en su cuarto. Nos da un ataque de risa luego de cerrar la puerta, me mira y dice: "Qué entradita la tuya".