Óvalo Bolognesi. 11:03 p.m.
un día empecé a escribirte con el hígado. para destruirte y para destruirme un poco. para levantarme por las mañanas, maldecirte algunas horas y posteriormente seguir con el día. un jueves empecé a hacerte preguntas sabiendo que las respuestas tardarían algunos años. un lunes bebí con boleros imaginando que era un viernes. fue una resaca larga. 
un martes escribí frente a tu edificio, esperando el taxi a casa. un jueves manejé desde barranco hasta bellavista, y sobreviví, incluso con bajas en el camino. un sábado y un domingo tomé café en mismo lugar donde te vi por última vez. fue sublime y a la vez triste. un miércoles viajé con mi pipa por los mundos del pirata roberts y fui el rey del mundo.
escribo para no congelarme y este invierno que aprieta los huesos. aún hay oxígeno para continuar. quiero irme a casa a tomar un baño con agua caliente. seguir destruyéndote. haciéndote polvo. desapareciéndote de todos los rincones y esperar al día siguiente.