Los pelos y las manos I

Mi perro robot

Eres un perro a control remoto,
el que me trae la comida al cuarto,
el que me calienta las caderas los sábados,
uno con pilas siempre,
uno que no se escaparía jamás,
ahora entiendo porque tus ladridos
son tan raros y perfectos.

No cagues
donde no debes
can con motor.

Ahora te aborrezco
pero te llamo los viernes
para aborrecerte en vivo,
mirándote a la cara.
No encontrarás aquí poesía
ni odas, nada parecido a lo que
escriben esos literatos.

Tráeme la cena perro robot,
engórdame
hasta vomitar.

Esta soy yo,
la que tiene el control de tu puta anatomía,
a la que le enseñaste a escribir ebria
y luego no hacerse responsable
de sus palabras ni de sus actos,
voy a darte los créditos al final.
Esta noche voy a verte sangrar.

Micaela.

Esquina a la izquierda

Un recuerdo apareció hoy. Estoy caminando con mi viejo por Quilca, buscando vinilos de La Polla Records. Andrade ha sacado a los vendedores de vinilos de Colmena y los ha mandado a un agujero. Me cuenta la historia del Hotel Bolívar y del cine San Martín ahora convertido en un UVK. Yo lo oigo mientras señalo una revista de Play Boy que rematan a unos cuantos centavos. Mi viejo ojea algunas y me las muestra. Un zorro viejo y un perro amaestrado siguen recorriendo Lima. Pasamos al lado de una señora que una parte de su blusa está recortada, alza el pedazo de tela y nos enseña un pezón. Mi viejo y yo nos reímos. Encontramos los vinilos. Tomamos unas chelas en Don Lucho y nos seguimos riendo con nuestros vinilos nuevos sobre la mesa.

Little bunny

Te gusta caminar por los bares
por algunas habitaciones
entre botellas vacías
y ceniceros con cien colillas.

El jean apretado junto a
la cartera desordenada
todos voltean a mirar,
tú vuelves a pasar.

Te pierdes por los jirones
todos los viernes
resucitas los martes
con galletas de agua y té.

Tu voz se oye a cuadras,
tus tacos acompañan
la nariz anda blanqueada,
te gritan: señorita vodka.

Te gusta escribir los miércoles
hasta el viernes,
luego alistas otras vez tacos y cartera,
la vida está rota y tú la reparas con alcohol.

Me quedo aquí

No te puedes quejar,
te he recordado que no tienes solución,
no eres el tipo de las formalidades,
no las necesitas ahora,
no quieres una novia,
no te agradan las etiquetas,
te he salvado del casillero
por eso he llamado
para desordenar tus pantalones
y cometer algunos crímenes.

Hay mucha ira en la naturaleza,
somos seres humanos que
cada vez nos aburren más
las personas y algunas situaciones,
¿quién podrá salvarnos?,
no creo que sea Bruce Wayne
pero la vida sigue
y necesitamos desnudarnos más,
desbarrancarnos y subir otra vez a la cima,
todo es un círculo vicioso, una tormenta sin fin.

Camila.

0 comentarios :

Publicar un comentario