Hoy me he levantado sonriendo sin motivo alguno, no sé lo que me pasa, pero es una sensación placentera. Los labios se me alargan involuntariamente al preparar el desayuno; al ir hacia la universidad sonrío a todo aquel que pasa frente a mí. En clase, mi sonrisa reitera su locura, al hacer la cola en el supermercado, otra vez, y también frente al ordenador.
Y la verdad es que no sé por qué pero me siento diferente. Mejor. Me pongo a pensar en algún motivo, y encuentro una suma de aspectos que han marcado un punto de inflexión en mi, últimamente, gris vida. He tardado pero parece que he encontrado el motivo principal. He vuelvo a escribir. En todos lados. Mientras hago la cola para pagar los servicios, en el descanso de clases, antes de dormir, después de dormir, cuando no puedo dormir. Volver a hacer catarsis ha tenido efectos secundarios que ando disfrutando.
Ahora solo falta atreverme a dar un paso más. Porque quiero seguir sorprendiéndome, sonriendo y escribiendo.
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