Preguntas y oportunidades

¿Seguirás esperando mi novela? 

Olvídate por un momento que hay una segunda oportunidad, no existe tal oportunidad, es una utopía, solo tienes una y no puedes dejarte enredar con cojudeces y bobadas. Si tienes que hacer algo, hazlo, no titubees. Está prohibido dudar en la puerta del bar.

Victoria, la amiga de siempre, ha leído una publicación mía en el blog y luego de meses desaparecida me envía un correo, no es un correo formal, es un correo en donde exige casi enloquecidamente que me salve de La Gris.

“Ricardo, hace poco leí una publicación tuya, sobre tu afán estos últimos meses por escribir disciplinadamente y a veces no encontrar el lugar apropiado o no tener el tiempo necesario. Sabes lo que tienes que hacer, tienes que irte de Lima, lárgate de esa ciudad, olvídate de todo unos días, te hará bien. Lima no te dejará terminar tu novela, no te dejará escribir nada, Lima te va a enfermar, te llevará hacia un torbellino y en él te destruirá. Huye Richi, vete de Lima unos días, olvídate del frío, del trabajo, de la universidad, de no dormir, borra esa rutina tuya un momento de tu cabeza y desaparece. Te hará bien, te lo digo yo que te conozco desde pequeño. Lo que necesitas es un tiempo a solas para olvidar lo que te atormenta, lo que te hace sentirte tan débil y vacío."

Con cariño. Vico”

Quizá tenga razón, quizá también está loca. Me voy de casa pensando en sus palabras, voy rumbo a Barranco al encuentro de Julia. Hemos pactado vernos para desfogar algunos sentimientos y resentimientos. Ella está pasando un tiempo malo y es propicio juntarnos para conversar y beber un poco. Luis finalizó su relación porque ella se negó a tener intimidad en sus días de menstruación, esa es la verdad, que el tipo haya utilizado las típicas mentiras para terminar, esa es otra pendejada. Julia tiene una arrechura jodida y una depresión que le hace doler hasta los ovarios.

- Sabes Richi, mañana quiero tener una resaca de mierda, olvidarme de ese huevón y de su mente enferma.
- La vas a tener, para eso estamos aquí.
- Andas con una cara de puta sin clientes, ¿qué pasó?
- Pensaba en lo que me dijo Vico, en la oportunidad de largarme de Lima unos días, pronto se vienen mis vacaciones en el trabajo y dudo si quedarme y pasar los días aquí o irme de viaje, son 23 días carajo.
- Yo pienso igual que Vico, irte lejos de esta mierda te hará bien.
- El asunto es que hay cosas por hacer aquí también y muchas.
- ¿Y si hubiera la oportunidad de irte, te irías?

Julia no está tan loca pero si bien ebria. Al otro día, ella está feliz y yo tengo la resaca que ella deseaba. Tirado en mi cama pienso en la oportunidad de irme y en si es que realmente un viaje tendría el efecto sanador, reparador, relajador, etc. ¿Realmente necesito ausentarme de mi ciudad predilecta para escribir como yo deseo? Lo pongo en la baraja de mis preguntas.

Me he negado a escribir de Mariana en su totalidad, de sus días y nuestro tiempo. Aunque no puedo, es un ejercicio tonto negarme ese placer: “Mariana, no quiero escribirte texto largos y adornados, quiero decir lo que tengo que decir mirando tus ojos que me encantan, esos ojos profundos que me turban. Quiero darte los besos que no me das, los que me envías por las noches y no llegan a mi boca. Mandemos con educación y cortesía lo que incomoda, lo que duele y pesa, al carajo.”

Si tuviera la oportunidad de escapar de Lima junto a Mariana, no lo dudaría ni por un instante.

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