Mr. Magic y el ron que cayó

No quiero oírte esta noche cantar afuera de la habitación. Toma tu guitarra y vete de aquí. Se acabaron las audiciones. Tus canciones me aburrieron. Las mismas letras. La redundancia y falta de originalidad, como sello de tu autoría. Ahora las noches duran más y tengo tiempo para escribir y oír los álbumes de mi abuelo. Me doy la licencia de levitar y pues, al final del viaje, termino de pie. Cabe resaltar algo, que de tanto huir, he fortalecido las piernas. Ahora soy más rápido.

El ron ensució la alfombra y se tuvo que comprar otra. He detestado tomar el Metropolitano a las 8:34 a.m. y no ver tus anteojos rojos.

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