Te mato con ganas

Hannah, gracias, por aún acordarte con tanto cariño de mí.

Te mato con ganas,
para que de una vez por todas
no vuelvas a pasar por mi trabajo,
te mato con dedicación y esmero,
para que sepas que me importaste
hasta el día en el que me asesinaste.

Te mato con cariño
para no verte la cara nunca más,
para que no aparezcas con tu libreta
y tu pinta de escritor de los ochentas,
te mato, a ti y a tu iPod, con sus canciones,
te mato, porque ahora sí puedo hacerlo.

Te mato con todos mis poemas,
con mis escritos desordenados y cursis,
y estoy segura, voy a disfrutarlo,
porque aprendí a escribir así,
con el hígado ardiente en una mano
y el corazón destrozado en la otra.

Te mato con las fuerzas que me dejaste,
con las frases de mi madre,
con los consejos de mis amigas,
te mato con mi orgullo,
porque lo he encontrado
después de mucho tiempo.

Te mato con mi voz,
con la chillona, con la sonora,
con mi canto y todos mis gallos,
te mato con mis tacos y mi maquillaje,
con mi rímel, que no se correrá nunca más,
con todas mis trenzas rebeldes y alocadas.

Te mato, y me bebo medio bar,
brindando por mi asesinato,
celebrando mi crimen encima de tu tumba,
te mato y hago fiesta,
porque las buenas acciones se celebran,
y con buenos sorbos de alcohol.

Te mato
porque me enseñaste a resucitar,
y fue lo peor, para ti, que me pudiste enseñar,
porque ahora he vuelto, más decidida que nunca,
con el objetivo claro y conciso,
de matarte las veces que se me plazca.

0 comentarios :

Publicar un comentario